Manifiesto 1 Diciembre
Nos volvemos a encontrar otro Día Mundial del Sida. El 1 de diciembre es el día elegido para la sensibilización hacía las personas que han contraído el VIH y la reivindicación de una mayor implicación de toda la sociedad en esta lucha. Han pasado 25 años desde que se descubrieron los primeros casos de sida. Desde el inicio de la pandemia, las informaciones sobre los síntomas que desarrollaban las personas infectadas por el VIH se mezclaron con mensajes que oscurecían la moralidad y la ética de las personas sospechosas de estar infectadas por VIH. Fueron los años del “cáncer rosa” de la “enfermedad de las cuatro H”, la base del prejuicio, el principio de la estigmatización de esta enfermedad y el origen de la invisibilidad de los afectados y las afectadas. Se empezaron a cimentar el miedo, el rechazo y la ocultación que han venido acompañando durante todos estos años a esta pandemia. Después de los duros años 80 y principios de los 90 en los que en el Estado español un diagnóstico de infección por VIH era una sentencia de muerte, aparecieron nuevos tratamientos farmacológicos, los llamados inhibidores de proteasa que permitieron una esperanza de vida mayor para las personas seropositivas. Se inicia una etapa de esperanza por una mayor supervivencia y calidad de vida que parece poner fin a la posible estigmatización de las personas que viven con VIH. Pero aparece la lipodistrofia que con sus patentes síntomas físicos vuelve a caer como una losa a las personas infectadas. Desde las Administraciones Públicas se han hecho múltiples pero insuficientes intentos de sensibilizar a la población en la necesidad de tomar medidas para prevenir el VIH. Actualmente nos encontramos con los grandes adelantos científicos, que dan lugar a un aumento manifiesto de la supervivencia. Lamentablemente, las infecciones siguen creciendo, especialmente las transmisiones por vía sexual y en muchos casos acompañadas de otras infecciones de transmisión sexual. Cada vez más importante el número de diagnósticos de Sida en personas que desconocían estar infectadas frente al número de personas que ya conocían su estado serológico. No se ha conseguido erradicar la estigmatización de las personas seropositivas o en sospecha de serlo, especialmente en aquellos colectivos vulnerables como: personas que ejercen la prostitución, homosexuales, usuarios de drogas, transexuales, personas privadas de libertad, emigrantes, personas por debajo del umbral de la pobreza o mujeres. Por todo ello y después de 25 años nos seguimos encontrando que hay mucho por reivindicar: es importante una mayor inversión de recursos públicos en investigación, tanto en relación a nuevos medicamentos como en la búsqueda de una vacuna. Potenciar las estrategias preventivas, especialmente las dirigidas a la prevención sexual del VIH. La educación para la salud y la afectivo-sexual en las escuelas es prioritaria en este ámbito. Redoblar esfuerzos para eliminar la discriminación social y laboral. Hacer efectivo el derecho a la salud de las personas seropositivas, pudiendo acceder en igualdad a: trasplantes de órganos sólidos, reproducción asistida o cirugía reparadora por las consecuencias provocadas por la infección. Cumplimiento de la ley de cohesión del sistema sanitario para que no deje a las personas privadas de libertad en situación de desigualdad a la hora de recibir atención específica. Que las personas presas puedan seguir recibiendo prestaciones como las Pensiones no Contributivas o las Rentas Mínimas de Inserción. Especial atención merece a la población inmigrante para que se impulsen programas de prevención y potencie el acceso a los servicios sociosanitarios. No nos olvidamos de la situación en los países menos desarrollados donde esta pandemia nos muestra su lado más cruel, donde no es posible acceder a los nuevos tratamientos y al desarrollo de estrategias preventivas eficaces, habiendo reducido drásticamente la esperanza de vida. Solicitamos a todos los partidos políticos que incluyan en sus programas electorales de cara a las elecciones autonómicas y locales las reivindicaciones del movimiento ciudadano de lucha contra el sida. Es necesario que se impliquen todas las Administraciones Públicas, comunidad científica, medios de comunicación y sociedad civil en un gran pacto de Estado en la lucha contra el vih/sida. No queremos terminar este manifiesto sin señalar que todos y todas somos afectados y afectadas, hacer referencia a los logros conseguidos tras 25 años de infección y tener un recuerdo afectuoso hacia las personas que nos han dejado. El mejor tributo que queremos hacerles es seguir luchando, mantener la esperanza, pensando que no sólo otro mundo es posible sino que sólo es posible otro mundo.
Coordinadora Estatal VIH-SIDA.
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